Murales que no deben pasar desapercibidos

Quienes pasean por la ciudad deberían acostumbrase a llevar su vista hacia arriba, no para ver el cielo, sino para poder apreciar los numerosos murales de artistas famosos que la ciudad posee en edificios y espacios de acceso público.
Podemos encontrar murales que forman parte de la decoración de enormes espacios cerrados como las obras de Berni, Soldi y Spilimbergo en las Galerías Pacífico, Santa Fé y San José de Flores.
Y también algunos en espacios abiertos como las numerosas obras de Quinquela Martín que forman parte del paisaje del barrio de La Boca.
Un capítulo aparte merecen los murales en el subterráneo que embellecen los andenes de las estaciones.
La conmemoración del Bicentenario Argentino logró la restauración e instalación de Ejércicio Plástico en el museo de la vieja Aduana Taylor, un mural emblemático con un pasado trágico cuya historia puede seguirse aquí.

La pasión por el tango

El tango además de ser un ritmo musical tiene un estilo de baile muy particular.
Se baila en parejas donde es el hombre quien conduce a la mujer.
Si bien este tipo de baile estuvo en pleno auge en la primera mitad del siglo XX, hoy en día es mucha la gente joven que se anima a bailarlo.
Existen muchas academias de baile donde pueden tomarse clases en los diferentes estilos (de corte o de salón).
El baile del tango también hace furor entre los extranjeros que visitan la ciudad. Es por eso que es habitual que en algunas plazas los fines de semana se vean parejas bailando tango para entretener a los transeúntes.
 También existen muchos reductos tangueros para disfrutar tanto de la música como del baile.
Y cada año se organiza el festival mundial de tango.
 Los invito a disfrutar un baile de tango estilo salón aquí.

Hablemos en Lunfardo

El Lunfardo es un vocabulario compuesto por voces de diversos orígenes que nace en la zona portuaria de Buenos Aires en las últimas décadas del siglo XIX.
Está innevitablemente asociado al tango y en sus orígenes a la inmigración europea y a las clases sociales más bajas.
Fue populizado e inmortalizado en las letras de los tangos y logró gran adhesión en círculos sociales más cultos en la segunda mitad del siglo XX, creándose la Academia Porteña del Lunfardo.

Aquí van algunos ejemplos:

Tomemos un café con historia

El Café Tortoni es quizás el café más emblemático de la ciudad.
Tomar un café en este reducto es ser partícipe de más de 150 años de historia de la ciudad.
Es famoso por haber tenido como habitués en sus mesas a grandes personajes de la cultura por lo que ha recibido entre otros premios el de "Testimonio vivo de la memoria de ciudad".

Hay que perderle el miedo al cementerio

El temor a la muerte y a todo lo relacionado con ella suele producir el rechazo a visitar los cementerios.
Sobre todo en aquellos cementerios que tienen aspecto lúgubre o se encuentran desmejorados en su aspecto general y edilicio.
Este no es el caso del Cementerio de la Recoleta, donde descansan gran parte de los personajes históricos más representativos del pais.
Además posee un gran valor su patrimonio arquitectónico y escultural, por lo que merece reconocimiento a nivel mundial.
También alrededor de los famosos residentes de este cementerio se cuentan muchas anécdotas interesantes.

Túneles misteriosos

A comienzos del siglo XVIII hubo un proyecto de crear un sistema defensivo para la ciudad del que participaron los jesuitas, que eran los únicos que contaban con arquitectos y constructores para hacer una obra de ese tipo.
Según se cree la finalidad era unir edificios importantes y permitir el escape en caso de invasión.
Pero todo parace demostrar que este proyecto no se pudo materializar por su complejidad y la expulsión de los jesuitas de los territorios americanos ordenada por el Rey Carlos III en 1767.
Es por esto que de los túneles sólo quedaron algunos fragmentos.
El centro del complejo de túneles habría estado en la Manzana de las Luces, ocupada en aquel momento por los jesuitas.
Se tejieron múltiples historias acerca de estos túneles subterráneos: se dijo que iglesias y conventos estaban unidos entre sí, de que fueron usados como calabozos y luegar de tortura, de razones defensivas y también de su uso para el contrabando.
A lo largo de la historia, esporádicamente y en diversos medios, siempre se los menciona como resultado de un descubrimiento casual. Ese es el caso de los encontrados en la Manzana de las Luces cuando un piso de la antigua Facultad de Arquitectura cedió y dejó a la vista parte de una red de túneles.
También se descubrieron túneles en el Cabildo, la Catedral y en un solar de Alsina y Piedras pero todos ellos están desmoronados. Los más visibles y conocidos son los que corresponden a la vieja Aduana Taylor en la parte posterior de la actual casa de gobierno.

La Iglesia más antigua de la ciudad

La iglesia más antigua de Buenos Aires que aún se mantiene en pie es la de San Ignacio, que comenzó a construirse en su emplazamiento actual en 1712 y fue consagrada en el año 1734.
Esta iglesia se ubica en Bolívar 205 en la Manzana de las Luces.
En ella tuvieron lugar sucesos históricos como la celabración de la reconquista de la ciudad luego de las invasiones inglesas en 1806 y la inauguración de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en 1821.